Manolito nunca fue feliz. Le fue mal en los amores, los hombres la adoraban pero ninguno la quería. Ella solo quiso a un hombre en su vida; Henry, un marine americano que en un restaurant del puerto le quiso dar con la mano. Ella alejó la mejilla y la mano terminó en una de sus nalgas, y el yanqui ya no supo pensar en otra cosa que en tenerla. 😉 Para seguir leyendo…