Antonio Elorza: ·La revolución congelada·

Hacia 1980 abundaban en Moscú chistes sobre la previsible desaparición de Brézhnev. En uno, su secretario le despierta jubiloso: el comunismo toma el poder en Brasil. “¡Otra Cuba, no!”, exclama Brézhnev y muere. El profesor Mesa Lago demuestra que Cuba se mantuvo hasta 1989, gracias a la enorme ayuda soviética, 65.000 millones de dólares en treinta años; faltando esta el PIB cayó un 50%. A partir de ese momento, la deriva haitiana resultó inevitable, hasta que Chávez volvió a distribuir el maná en forma de petróleo: “Lo vendo a Cuba a precio bajo, y si no pueden pagar, que no paguen”, me explicó el líder venezolano durante su visita a Madrid. En términos económicos, la cubana era una revolución subvencionada, por sí misma inviable en el marco del igualitarismo burocrático. Para seguir leyendo…
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