Años mas tarde, en el exilio, creo que en el año 1962, estábamos en Washington DC en el velorio de Silvia la mujer de Sicre, cuando allí estaba el “Sr. Ministro” Enrique Luis Varela. Sicre me pregunto si yo lo iba a saludar, pues al fin y al cabo ahora todos estábamos exiliados. Yo le dije al maestro que éramos exiliados por distintas razones, y que si yo hubiera tenido la oportunidad y lo hubiera cogido en Cuba, lo hubiéramos metido en la cárcel. Sí, éramos exiliados, pero por razones muy distintas. El por ladrón y batistiano y yo por libertad de conciencia. Sicre me tiró el brazo por encima y sonrió. Fue un hombre generoso, y un gran maestro de escultura. Para seguir leyendo…